Está enfermo de poder.
[dropcap]T[/dropcap]odos hemos escuchado e incluso hemos utilizado esta frase, y comprendemos perfectamente a lo que se refiere; en nuestra mente tenemos muy claro el comportamiento de las personas a quienes se les aplica el término “enfermo de poder”.
Lord David Owen, político y médico británico publicó un libro llamado “In Sickness and in Power: Illnesses in Heads of Government during the Last 100 Years” (“En el poder y en la enfermedad: enfermedades de jefes de Estado y de Gobierno en los últimos cien años”). Entre otras cosas en su libro Owen habla de la “enfermedad del poder”: el síndrome de Hubris.
El síndrome de Hubris aparece en las personas en cualquier entorno, el único requisito para adquirirlo es una cosa: ostentar una posición de poder.
La víctima de Hubris, típicamente actúa de manera arrogante, tonta, en contra del sentido común. No es raro que se mezcle con narcisismo y trastorno bipolar.
Existen muchos ejemplos de personajes populares quienes estaban «enfermos de poder».
La mitología griega menciona vastos personajes: Ícaro, el joven quien se fabricó alas y creyó que podía volar tan alto para llegar al Olimpo. Aquiles quien se atrevió a desafiar a los dioses al desobedecer la prohibición de ultrajar el cadáver de Hector. El rey persa Jerjes, quien ordenó azotar al mar como castigo porque una tormenta destruyera sus buques.
Los políticos: blancos de Hubris por excelencia.
En su libro, Owen recalca bastante que los personajes políticos son –obviamente- muy susceptibles a adquirir el síndrome de Hubris:
En muchos jefes de Estado, la experiencia del poder les provoca cambios psicológicos que los conducen a la grandiosidad, al narcisismo y al comportamiento irresponsable. Líderes que sufren de este síndrome Hubris ‘político’ creen que son capaces de grandes obras, que de ellos se esperan grandes hechos, y creen saberlo todo y en todas las circunstancias, y operan más allá de los límites de la moral ordinaria […].
Algunos claros ejemplos del padecimiento son: Hitler y Napoleón.
La cura:
Simple, radical y eficaz: La pérdida del poder. Después de verse simple y mortal, el afectado recupera su contacto con la realidad paulatinamente.
La vacuna:
Los expertos afirman que la mejor manera de evitar contraer el síndrome de Hubris es el ejercicio permanente de la humildad.
El síndrome de Hubris es algo con lo que todos hemos tenido contacto. No hace falta conocer algún personaje importante el la vida pública, siempre habrá un jefe, profesor, compañero de trabajo quien tenga delirios de divinidad. ¿En quién pensaste al leer esto?.
Fuentes: Delirios de grandeza, El síndrome hubris o la enfermedad por el poder
en joh presidente de Honduras.
alguien sabe si tiene asociada alguna subyacencia de la neurofisiopatologia del SNC como sustrato biològico o es solo meramente psicològico?