La web es parte de nuestro mundo cotidiano y se ha convertido en una fuente de información vital para resolver hasta los más mínimos detalles de la vida como: ¿Dónde encontrar un lugar para comer?, ¿Cómo llegar a ese concierto?, ¿Dónde comprar ese calzado de moda?; hasta recabar datos científicos para una investigación, etc. y por si esto fuera poco, nos ofrece una serie de recursos de diversa índole como videos, apps, fotografías, juegos, etc. Pero al inicio no fue de esta manera, la presentación e interacción con la llamada web que pasó de ser muy rudimentaria y ordinaria a ser toda una experiencia interactiva.
Desde hace un tiempo se habla de la Web3, la nueva internet teóricamente descentralizada que se deshacía de los intermediarios y que estaba muy ligada a las criptomonedas. Jack Dorsey, creador de Twitter, la criticó en su momento, pero la intención es que estaba preparando su propia alternativa: la Web5.
Hasta ahora hemos tenido una web emocionalmente neutra, pero a partir de la web 5.0 o también llamada Web sensorial, está será encaminada a poder identificar las emociones de los usuarios, por medio de los dispositivos, productos y/o servicios.
¿Cómo encaja esta web en nuestro vida?
La respuesta es sencilla, evolucionamos y lo seguiremos haciendo, poniendo a disposición de los usuarios las herramientas con las que contamos. Los beneficios de esta web nos darán oportunidad de un acercamiento diferente hacia los usuarios. En este nuevo paradigma debemos diseñar situaciones de aprendizaje que favorezcan a nuestros usuarios para el desarrollo de habilidades y adquisición de información y conocimiento y debemos hacer que sea un entorno más afable y de reflexión.
El concepto de Dorsey sí aprovecha algunos de los principios en los que se basa Web3, pero va un poco más allá. Se habla también de una «Plataforma Web Descentralizada» (DWP) con desarrolladores que creen «Aplicaciones Web Descentralizadas» (DWAs) usando «Identificadores Descentralizados» (DIDs) y «Nodos Web Descentralizados» (DWNs).
La esencia no es tan distinta de lo que se proponía en la Web3, pero aquí esos identificadores descentralizados serían ese pilar de una Web5 en la que la identidad es muy importante y se convierte en parte fundamental de la gestión de la propiedad de los datos.
En la presentación oficial de Web5 se explica cómo se crearía un protocolo que haría que en el navegador ya no escribiésemos «https://[URL]» , sino «did:// [URL]». Esos identificadores se autogenerarían y no estarían proporcionados por una entidad de confianza.
Además tendríamos las llamadas «Credenciales Verificables» (VCs) que permitirían demostrar que eres quien dices ser en esa nueva iteración de internet, y que evitaría posibles suplantaciones de identidad y seguridad en transacciones de todo tipo.
Dicho proyecto fue creado por TBD, la subsidiaria de la empresa Block (antes Square) fundada por Jack Dorsey, también cofundador de Twitter. En un evento reciente llamado Consensus Festival, Dorsey indicó que «esta será probablemente nuestra contribución más importante a internet», una afirmación desde luego llamativa viniendo de Dorsey.
Aquí la capa monetaria está basada totalmente en bitcoin, algo lógico teniendo en cuenta que Dorsey es un «maximalista» muy vocal de la criptomoneda, pero no parece haber un enfoque tan claro como el que la Web3 tiene en esa idea de que los usuarios y creadores puedan ganar dinero (criptomonedas) mediante el uso de este tipo de tecnología.
La idea central parece ser por tanto esa de ofrecer a los usuarios de Web5 una identidad descentralizada. Una que les permita moverse de aplicación en aplicación sin iniciar sesión. Los datos de usuario no estarían ya almacenados por parte de servicios de terceros, sino controlados únicamente por los usuarios, que serían los que permitirían o no su exposición y uso.