En las últimas semanas, ha surgido un fuerte rumor en la comunidad tecnológica sobre una nueva inteligencia artificial desarrollada por OpenAI, conocida como Q*. Este software, según las especulaciones, no solo ha demostrado una capacidad excepcional para resolver problemas matemáticos, sino que también ha llevado a algunos a plantear la posibilidad de que pueda evolucionar hacia una Superinteligencia o AGI (Inteligencia Artificial General).
Sin embargo, estos rumores están rodeados de controversia. Se dice que Sam Altman, una figura destacada en OpenAI, ha mostrado reticencia a declarar a Q* como AGI, posiblemente para evitar complicaciones en el acuerdo con Microsoft. La AGI, que busca replicar la amplitud y profundidad de la inteligencia humana, representa un objetivo ambicioso en el campo de la inteligencia artificial.
Este tema podría estar relacionado con el despido de Sam Altman (que al final no se realizo). Algunos ejecutivos sugirieron que hubo falta de honestidad por parte de Sam y que ocultó información crucial. Estos eventos podrían estar vinculados a la reticencia de Sam a declarar a Q* como AGI, lo que podría haber generado tensiones entre OpenAI y Microsoft.
La controversia ha tomado otro giro interesante con los rumores de que Q* ha logrado romper el cifrado AES 256. Este estándar de cifrado simétrico, utilizado ampliamente para proteger datos sensibles en sistemas informáticos, transacciones financieras y comunicaciones seguras, es considerado uno de los más robustos.
Si estos rumores resultaran ser ciertos y Q* realmente hubiera roto la seguridad de AES 256, las implicaciones serían profundas. AES 256 es conocido por su fortaleza frente a los ataques de fuerza bruta, y su vulnerabilidad podría impactar significativamente la seguridad de la información en diversos sectores.
Algunas consideraciones ante esta posibilidad incluyen:
- Impacto en la Seguridad de la Información: La ruptura de AES 256 comprometería la confidencialidad de datos críticos, con consecuencias graves para la seguridad de la información en sistemas informáticos, transacciones y comunicaciones seguras.
- Necesidad de Nuevos Algoritmos: Un fallo en AES 256 requeriría el desarrollo y adopción urgente de nuevos algoritmos de cifrado para mantener la seguridad de los datos.
- Cambios en la Infraestructura de Seguridad: La seguridad global dependería de una revisión y actualización significativa de la infraestructura de seguridad para hacer frente a posibles vulnerabilidades.
- Aumento de la Investigación en Seguridad: La necesidad de métodos de cifrado más seguros impulsaría la investigación en seguridad cibernética y criptografía.
- Preocupaciones Éticas y Legales: La capacidad de Q* para romper el cifrado plantea cuestiones éticas y legales sobre su uso, así como sobre la regulación de la investigación en inteligencia artificial.
En conclusión, la situación actual plantea preguntas fundamentales sobre el futuro de la inteligencia artificial, la seguridad de la información y la necesidad de abordar los desafíos éticos y legales que podrían surgir. Aunque por el momento estos informes son solo rumores, es esencial seguir de cerca los avances en este campo y estar preparados para fortalecer nuestras prácticas de seguridad en un mundo cada vez más dependiente de la tecnología.
