Todos asumimos que Google, Facebook, Amazon y Apple, entre otros, espían nuestra actividad pero, ¿cómo lo hacen?
Reflexionemos un poco sobre ésto… Google es una empresa que ofrece casi todos sus productos gratis, porque el dinero lo gana vendiendo los datos que recopila con esos productos a anunciantes y empresas. Por supuesto, no hablamos en sentido literal, ya que Google no vende los datos a nadie y ninguna empresa externa tiene acceso a ellos. Google lo que hace es usarlos para anuncios personalizados y otras campañas cuando una empresa contrata los servicios de Google.
El escudo «la información que se recopila es anónima» no tiene ningún valor, porque a un anunciante no le interesa tu nombre, básicamente no necesita saber quien eres, pues solo le basta con saber que sus anuncios llegan a gente deacuerdo a lo que consume, sus hábitos, sus gustos, y donde se encuentre.
Ésto se realiza a través de la dirección IP, el GPS del móvil, o la cuenta de Google; tu nombre y tu número de teléfono no causan relevancia algúna cuando de venderte cosas se trata.
Tu actividad en Google.
Para acallar las críticas sobre la supuesta intromisión en la privacidad, Google creó hace poco una web especial llamada Mi Actividad en Google. Aquí se recopila todo lo que Google sabe de tí a través de tu cuenta de Google. Si nunca has ajustado la privacidad en Mi Actividad, entra e inicia sesión con tu cuenta de Google (la que usas en el móvil, por ejemplo).
Aquí verás tus búsquedas en Google, las ubicaciones en Google Maps, las búsquedas en YouTube, los vídeos que has visto, las apps que has usado, tu lista de contactos, tus calendarios, lás órdenes de voz con el asistente de Google… Incluso fragmentos aleatorios de audio que el asistente de voz graba, «como entrenamiento».
Es una forma bastante directa de darse cuenta de lo que Google sabe de tí. Puedes borrar lo que quieras o marcar lo que no quieres que Google almacene, pero eso es solo una parte de tu actividad con Google. Otra información se recopila de forma anónima, sin asociarla a la cuenta.
Primera fase: el buscador, los anuncios, y la web.
El buscador de Google está disponible en 129 idiomas. Lleva a cabo el 92.7% de todas las búsquedas en Internet, y cada día registra 3.500 millones de búsquedas.
Si una empresa contrata Google Ads tiene acceso a la inmensa información recopilada por Google. De nuevo, como decíamos al principio, no en sentido literal, ya que Google no permite el acceso a sus datos a nadie, pero a través de los anuncios personalizados las empresas saben que su producto será visto por las personas interesadas en ese tipo de producto y que aparecerá en más webs que nadie, porque infinidad de webs muestran publicidad a través de Google Ads, al cobrar un porcentaje si alguien compra o visita la publicidad a través de ellas.
Google también influye en el éxito o el fracaso de muchas empresas. Su posicionamiento en el ranking de Google (un ranking que decide un algoritmo que solo conoce Google, y que cambia a menudo), decide que ciertas webs reciban más o menos publicidad, ya que muchas campañas publicitarias se llevan a cabo en función de lo popular que sea una web o un producto que aparece en las primeras posiciones del buscador de Google.
Para gestionar mejor la forma en la que recopila y organiza esta información, lanzó en 2008 su propio navegador, Chrome, que actualmente copa el 61% del mercado. 6 de cada 10 dispositivos que visitan páginas webs, usan Chome. No solo es un navegador. Es un hub desde el que se puede acceder casi todos los servicios de Google, con un botón: correo, Drive, Google Maps, Google Docs, etc.
Con todas estas herramientas, Google recopila datos mientras estás en casa o en el trabajo. ¿cómo enlazar este contenido? Google Maps y Google Street te permiten crear rutas entre dos lugares, en cualquier lugar del mundo. Y, de paso, te recomiendan restaurantes, tiendas, productos en oferta, lugares interesantes para visitar… Sin darte cuenta, Google influye en donde vas cuando sales fuera de casa. Te dirige por cierta ruta, vas a cenar a un restaurante que tiene un cupón de oferta, vas al cine a ver la película que en Google tiene opiniones positivas, etc.
Segunda fase: multimedia.
Con YouTube, el servicio de vídeo más popular del mundo, Google sabe todo lo que vemos. Es el segundo lugar más visitado de Internet… tras el buscador de Google. Cada minuto se suben 500 horas de vídeo, y cada día se visionan mil millones de horas.
Gracias a los vídeos recomendados en función de tus datos acumulados, o mediante un algorirmo a través de la búsquedas, Google puede hacer que una película, un videojuego o canción sean un éxito o un fracaso. Seguro que cuando has terminado de ver un vídeo, pulsas en un vídeo enlazado que sale al final, o en un vídeo recomendado en el lateral. Y cuando haces una búsqueda, te quedas con los 10 o 20 primeros resultados, que YouTube ha seleccionado cuidadosamente.
Tercera fase: el móvil.
Google tiene una amplia presencia en los ordenadores, pero su liderazgo en la recopilación de información se consolidó con el nacimiento del smartphone.
En una jugada maestra que ha llegado a ser su decisión más rentable, Google desarrolló el sistema operativo Android para plantar cara al iPhone de Steve Jobs. Pronto lo convirtieron en el sistema operativo preferido, llevándose por el camino a las compañías que se negaban a usar Android: Nokia, Blackberry, y Motorola.
Android está presente en más de mil millones de dispositivos: móviles, tablets, Smart TV, etc. Para usarlo tienes que utilizar una cuenta de Google, y además de los servicios de la compañía hay otros nuevos, como Google Play. La tienda de apps, películas, libros, y otros contenido suma más de 4 millones de apps, que cada año se descargan cerca de 90.000 millones de veces.
Cuarta fase: Internet de las Cosas y la Inteligencia artificial.
Para un ordenador una foto era solo una lista de unos y ceros, y no tenía posibilidad de saber lo que había en ella… Hasta que llegó la inteligencia artificial.
Con técnicas de machine learning y aprendizaje profundo, la IA es entrenada visionando millones de fotos. Mediante el ensayo y error aprende a identificar que lo que hay en la foto es un perro, una palmera, una persona, o un abrigo. Quizá en las últimas semanas, mientras intentabas descargar un fichero en ciertas webs, te has encontrado con un test que te pide identificar en qué cuadriculas hay un coche, un semáforo, el escaparate de una tienda…
Tal vez haz llegado a pensar que es una prueba para saber si eres humano. La realidad es que estás ayudando a entrenar a una inteligencia artificial, indicando dónde está cada elemento dentro de una foto. Básicamente, trabajando gratis para el dueño de esa IA. Gracias al entrenamiento, ahora un programa es capaz de ver lo que hay en una foto. Ya no son unos y ceros. Son personas, paisajes, objetos, monumentos, lugares…
De repente, una foto deja de ser un amasijo de píxeles y se convierte en una nueva fuente de información. La IA puede ver las fotos que tienes en Google Fotos e identifica a tus familiares o tus amigos, para etiquetarlos o crear álbumes personalizados. Identifica a qué lugares has ido y con quién, si tienes mascota, si montas en bici, el coche que tienes… Extrapolando esos datos a miles de millones de fotos que circulan por Internet, el valor comercial y publicitario que tiene esta nueva información, es inmenso.
Algo similar ha ocurrido con la voz. Los asistentes de voz o los conversores de texto-a-voz son tan viejos como la informática. Pero ningún software era capaz de entender el lenguaje natural, o hablar de forma natural. Tras años de entrenamiento, tanto con grabaciones propias de Google como las capturadas de los usuarios, el Asistente de Google es capaz de entender cualquier orden de voz en docenas de lenguas, y habla de forma fluida, gracias a la inteligencia artificial.
El Big Data es la clave.
Quizá los hábitos de consumo de un grupo de personas no tienen ningún valor. Pero si hablamos de miles de millones de datos de más de mil millones de personas, todo cambia. Y aquí es donde el Big Data entra en juego, pues en palabras sencillas, el Big Data es el análisis de datos masivos, es lo que marca la diferencia entre dar un pronóstico, y acertar.
Quizá te preguntes por qué las encuestas de las televisiones durante las elecciones, nunca aciertan. Es sencillo: porque se basan en entrevistas a solo unos cientos o miles de personas, y con eso se intenta adivinar lo que votan millones de personas. Pero, ¿y si una encuesta preguntase al 90% de los votantes? Entonces acertaría el ganador de las elecciones casi con toda seguridad. Así es como funciona el Big Data.
Quzá nos estemos poniendo demasiado paranóicos, pero los escándalos de Facebook, de Cambridge Analytica, de la intromisión rusa en las elecciones de Estados Unidos y Europa, o hasta las Fake News, son reales, no una paranoia. Y todo ello, sin necesidad de recopilar nombres. El famoso anonimato de Internet en el que se han escudado las compañías para extraer datos de nuestra vida privada, hasta llegar a controlarla.