Hasta hace poco las plantas sintéticas o artificiales eran utilizadas para complementar la decoración de espacios domésticos o empresariales.
Sin embargo, científicos del ORNL (Oak Ridge National Laboratory), departamento de ciencias de la energía de los Estados Unidos, han visto más allá de este uso, decidiendo por el desarrollo de árboles sintéticos a quienes les han dado la capacidad para replicar el funcionamiento de sus referentes naturales para ser implementados en aplicaciones específicas.
¿Y cómo esto posible? A través de la fabricación de hojas sintéticas a las cuales acoplaron nuevas capas que retienen el vapor, complementadas con microcámaras de silicio implantadas en un disco húmedo y nanoporoso.
En este sentido, las cámaras presentes en la capa superior actúan imitando las estomas o poros de las hojas naturales abriéndose y cerrándose como una manera de regular el agua captada por estas, a su vez que la capa del disco replica el tejido natural de la hoja.
El agregar los poros al diseño representó una decisión favorable al obtener un incremento considerable en el rendimiento general, mostrando resultados que superaron las expectativas fijadas inicialmente.
Al ser expuesto al aire seco, el diseño basado en las estomas tuvo un comportamiento que resultó prometedor en términos de autoestabilización ante esta condición térmica.
Mas simple y económico
Con el propósito de obtener un resultado menos costoso y complejo, los investigadores lograron demostrar la eficacia que presentaba el disco nanoporoso al ser usado por si solo sin las cámaras de silicio en la parte superior en la tarea de gestionar la humedad y atenuar los niveles de desecación al capturar la humedad dentro de la estructura correspondiente a los nanoporos.
Ya en el pasado se ha visto el desarrollo de árboles sintéticos por parte del geofísico del Centro de Ingeniería de la Tierra de la Universidad de Columbia, Nueva York, el Dr. Klaus Lackner quien los diseñó dotándolos con la capacidad de procesar un volumen mayor de CO2 respecto de los árboles naturales, contribuyendo así a reducir la quema excesiva de combustibles fósiles, así como los efectos generados por el calentamiento global.