En la NASA van gestando nuevas ideas para futuros telescopios y una de las últimas resulta bastante interesante, fuera de serie y a la vez lógica. Si tenemos telescopios surcando el espacio con todo lo que eso conlleva, ¿por qué no tenerlos también en la Luna?
Esta idea fue presentada en el programa Innovative Advanced Concepts (NIAC) de la agencia espacial estadounidense. Esta idea es de un investigador que actualmente trabaja en el Jet Propulsion Laboratory de la NASA y expone las ventajas que según él tendría establecer un telescopio en la Luna, y la sorpresa fue que esta idea fue aceptada con agrado lo cual significa que se ha llevado una compensación económica para iniciar dicho proyecto, que no es nada despreciable.
Porque la Tierra «nos molesta» a la hora de explorar lo inexplorado
Como decíamos, tenemos telescopios tanto en la Tierra como en el espacio, cubriendo los tipos de lente y espectros de ondas que nos permiten discernir lo que tenemos a años luz de nuestro planeta. Hace poco de hecho veíamos el proyecto que tiene el SETI de un observatorio mundial compuesto por 198 telescopios, aunque en su caso la observación del cielo va por otro camino.
El NIAC busca proyectos «innovadores, técnicamente viables y conceptos avanzados e innovadores que puedan suponer cambiar lo posible en el espacio», y la idea de Saptarshi Bandyopadhyay cumple sobre todo en lo primero. El especialista en robótica de la NASA plantea lo que llama Lunar Crater Radio Telescope (LCRT), un radiotelescopio que se situaría en la cara más alejada de la Luna con respecto a la Tierra, allá donde fuere la sonda Chang’e 4 china a investigar.
Según Bandyopadhyay colocar en la superficie de un cráter, un telescopio, tendría muchas ventajas no sólo con respecto a los telescopios terrestres, sino también a los espaciales.
De este modo sería posible usar ondas de longitudes mayores de 10 metros, las cuales son reflejadas por la ionosfera de la Tierra y que «hasta ahora es algo inexplorado por los seres humanos», además de que la Luna actúa como un escudo físico ante interferencias procedentes de la Tierra, el resto de satélites en órbita o el ruido radiofónico del Sol durante la noche lunar.
La propuesta es la de desplegar una malla de 1 kilómetro de diámetro usando una especie de robots trepadores para que actúe de reflector esférico, en un cráter de 3,5 kilómetros. Sería el más grande de este tipo en el sistema solar y permitiría poder observar en el rango de longitudes de onda de entre 10 y 50 metros y la banda de frecuencias entre 6 y 30 megahercios.
El LCRT es uno de los 23 proyectos que ha recibido parte de los 7 millones de dólares que dispone el NIAC para las investigaciones. En la fase 1 (la que ha pasado la idea de Bandyopadhyay) el premio consiste en 125.000 dólares para financiar un estudio de nueve meses de cada idea, las cuales según la NASA pueden requerir que pase al menos una década para que la tecnología esté a su nivel, pero no dejan de ser interesantes.