Sam Altman, CEO de OpenAI, asegura que la AGI (Inteligencia Artificial General) está a la vuelta de la esquina, a «pocos miles de días» de distancia. ¿Pero es solo un discurso para conseguir financiación o hay fundamentos reales para su optimismo?
En un reciente artículo en su blog, Altman pinta un panorama extremadamente optimista sobre el futuro de la IA. No se queda corto en promesas, hablando de resolver «problemas complejos» como la cura del cáncer o la fusión nuclear. Aunque es cierto que la IA ha avanzado en campos como la genética y la medicina, gracias a desarrollos como AlphaFold 3 de DeepMind, todavía estamos lejos de soluciones definitivas para estos desafíos.
La promesa más cercana a la realidad es la de la IA como un asistente supervitaminado que incremente nuestra productividad. En campos como la programación, herramientas como Copilot y ChatGPT han demostrado ser de gran ayuda. Sin embargo, la IA generativa aún tiene un gran problema: no siempre es fiable.
¿Un futuro educativo con tutores virtuales?
Altman también destaca la posibilidad de contar con profesores particulares virtuales para cualquier disciplina educativa. Herramientas como NotebookLM demuestran su potencial como ayuda para los estudiantes, y la demo de GPT-4o como profesor de matemáticas fue especialmente llamativa. La educación sí podría beneficiarse de estos modelos, siempre y cuando se asegure su precisión y fiabilidad.
El mensaje principal de Altman es que la IA mejorará nuestras vidas. Si bien esta esperanza es deseable, nada garantiza que realmente sea así. Existen estudios que sugieren que la IA podría estar exacerbando las desigualdades en lugar de reducirlas. El propio Altman admite que la IA tendrá un impacto significativo en el mercado laboral, tanto positivo como negativo.
AGI: ¿Una realidad cercana o una ilusión?
Altman asegura que «puede que [la superinteligencia] tarde más, pero tengo confianza en que llegaremos a ese punto». Esta afirmación es especialmente arriesgada, ya que no hay evidencia que sugiera que estemos mucho más cerca de una superinteligencia que hace unos meses. El nuevo modelo de OpenAI, o1, no apunta a la AGI, y tampoco ningún otro avance reciente de Big Tech o startups con esa ambición. Muchos expertos consideran que la AGI está lejos de ser una realidad a corto o medio plazo, si es que llega a serlo alguna vez.
La necesidad de financiación
Es lógico que Altman publique este tipo de mensajes: el futuro de OpenAI depende de que nos creamos que la IA será indispensable en nuestras vidas. La empresa está quemando dinero a un ritmo acelerado, y necesita asegurar la financiación para seguir adelante. Curiosamente, la publicación del artículo coincide con la negociación de una nueva ronda de inversión de 6.500 millones de dólares, que elevaría su valor a 150.000 millones de dólares. Parece que Altman no está dispuesto a dejar pasar ninguna oportunidad para conseguir el capital necesario para su visión.
En definitiva, el discurso de Sam Altman sobre la AGI es un cóctel de promesas y realidades. Es importante mantener una visión crítica y objetiva, y no dejarnos llevar por el hype. La IA tiene un gran potencial, pero también plantea serios desafíos que debemos abordar con responsabilidad. La carrera hacia la AGI está en marcha, pero la pregunta es: ¿estaremos realmente preparados para lo que nos espera?
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