
La distinción entre pasado presente y futuro es solo una ilusión obstinadamente persistente. Albert Einstein
Confiamos en que el tiempo se mueve en forma lineal que avanza siempre y de modo constante hacia el infinito pero la distinción entre pasado, presente y futuro no es más que una ilusión.
El ayer, el hoy y el mañana están conectados en un círculo sin principio ni final, todo esta conectado
Desde hace ya algún tiempo hemos precenciado el crecimiento de series de televisión de diferentes temáticas y géneros, esto gracias a las redes sociales, el streaming e Internet en general al acercar a la gente a un conocimiento mayor y más profundo no sólo de las series disponibles, sino también de cómo interpretarlas. De qué nos intentan contar, más allá de lo extrañas o incomprensibles que puedan parecer a simple vista.
Para analizar un caso, tenemos a ‘Dark‘. Una serie creada por Baran bo Odar, director y guionista, y Jantje Fiese, productora, primera serie alemana producida para Netflix, estrenada en diciembre de 2017. En cualquier caso, el éxito de sus primeras dos temporadas fue discreto hasta que este año, con el anuncio de la tercera temporada, se ha convertido en una de las series más vistas de la plataforma. Motivo más que de sobra para que queramos profundizar en ella, lo cual significa, también, que a partir de aquí hay spoilers.
Antes de nada
Ya con tres temporadas realizadas, compuestas por 26 episodios en total, ‘Dark‘ es una serie de ciencia ficción con mucha dosis de drama y suspenso que transcurre en el ficticio pueblo alemán de Winden durante el año 2019, donde la desaparición de un niño hará que las sospechas y las antiguas rencillas salgan a la luz entre los habitantes del pueblo. Especialmente, en lo concerniente a cuatro familias cuyos destinos han estado atados ya muchos años: los Tiedemann, los Kahnwald, los Doppler y los Nielsen. Algo que se hará especialmente evidente cuando otro niño más, Miekkel, el hijo pequeño de la familia Nielsen, desaparezca sin dejar rastro, haciendo evidente ya que la primera desaparición no pudo ser fruto del mero accidente.

Si bien hasta aquí es otra serie de misterio con un conflicto clásico y poco novedoso, la necesidad de recalcar el año en que transcurre la serie, y que hayamos dicho que se circunscribe al género de la ciencia ficción, nos puede dar una pista de qué hay de diferente en ella. Y es que en el pueblo de Winden hay algo más extraño aún que las desapariciones de niños, y es que existen unas cavernas a las afueras del pueblo que conectan diferentes épocas en incrementos de 33 años.
Esto hará que la serie vaya variando entre diferentes años, épocas y miembros familiares conociéndose entre sí en diferentes épocas de su vida. En la primera temporada yendo desde 1953 hasta 2052, llegando en la tercera temporada hasta tres siglos atrás, añadiendo a la ecuación viajes entre mundos paralelos, el punto central de la serie no es tanto las desesperaciones como los propios viajes en el tiempo. Cómo los sucesos que ocurren en una época son sólo parte de larguísimas, confusas y extrañas relaciones familiares que ocurren al mismo tiempo, incluso si el grueso de las mismas se expanden a lo largo de más de un siglo.
Las consecuencias de viajar en el tiempo
El aspecto físico – filosófico más interesante de ‘Dark‘ es las consecuencias del viaje en el tiempo. Con muchas relaciones dándose entre personas de diferentes tiempos, con miembros familiares que son sus propios abuelos, es lógico pensar que eso nos lleva, incluso antes de profundizar en otras problemáticas, en una más básica, ¿cómo casa todo eso con nuestra concepción del tiempo?
Para nosotros el tiempo es lineal. Como ya hemos dicho, a pesar de que todo se extiende a lo largo de un siglo, todos los sucesos están ocurriendo al mismo tiempo, lo cual puede sonar como algo imposible. A fin de cuentas, el tiempo se sucede por un orden de casualidad. A una cosa le sucede otra, por lo cual todo lo que ocurra será por un efecto anterior y todo lo que haya ocurrido tendrá también un efecto sobre el resto de las cosas. Esta es la premisa esencial de nuestra concepción del tiempo. Que lo que se ha hecho no puede ser deshecho y que el pasado es algo fijo, que sólo podemos vivir el presente y afectar al futuro. Pero la física, al menos en lo que corresponde a lo teórico, tiene una opinión marcadamente diferente.

Si hacemos caso a los físicos John Wheeler y Charles Misner, el espacio-tiempo podría tener una hipotética característica topológica conocida como puente de Einstein-Rosen, a la cual el común de los mortales llamaría agujero de gusano. Para quien no lo sepa, un agujero de gusano es un agujero negro que conectaría dos universos teóricamente separados entre sí para conectar de ese modo dos puntos distantes entre sí en el espacio, en el tiempo o ambos. De ese modo, no sólo sería teóricamente posible viajar grandes distancias sin percibir un aparente paso del tiempo, sino también lo contrario: viajar ninguna cantidad de espacio, sólo retrocendiendo o adelantándonos en el tiempo.
Claro, esto sólo es una hipótesis. Ni está demostrada ni, seguramente, pueda demostrarse jamás, debido a las obvias dificultades de percibir y calcular el tiempo y el espacio como dos entidades estrictamente separadas. Eso no quita para que sea la explicación que toma ‘Dark‘ para justificar sus viajes en el tiempo: la caverna conecta el mismo punto en incrementos constantes de 33 años por una serie de núcleos de agujero negro que conectan las cuevas a causa de un accidente en la central nuclear del pueblo, lo que explica cómo es posible la premisa de la serie y por qué resulta tan compleja de seguir para la mayoría de las personas.
Comprender la causa y el efecto de cualquier cosa
Ahora bien, lo interesante de su concepción del tiempo es que no es lineal. A diferencia de lo que pensamos, el tiempo, en ‘Dark’, es una constante circular. Algo que se repite cíclicamente y que está conectado de tal modo que es imposible comprender cuál es la causa y cuál el efecto de cualquier evento dado.
Esto en la serie se desarrolla a través de varios símbolos repetidos a lo largo del metraje. Las referencias a laberintos, al número 33 y la obsesión con el trisquel, un símbolo de tres espirales unidas que simboliza la trinidad que suponen pasado, presente y futuro, son una constante que puede encontrarse a lo largo de toda la serie, ocultando a plena vista su tema principal.
La idea de que todo cuanto existe se reduce a una perpetua repetición de exactamente los mismos eventos en la misma sucesión, haciendo imposible hacer nada diferente a lo que ya se hizo, porque, de hecho, lo que sucederá ya ha sucedido y lo que sucedió está por suceder, porque las ideas de futuro y pasado son una creación artificial, ya que sólo existe un presente perpetuo. Algo difícil de visualizar ya que, como hemos señalado antes, atenta directamente contra nuestra propia concepción natural del tiempo.

Algo que no excluyó que muchas otras culturas, e incluso no pocas herejías dentro del propio cristianismo, siguieran considerando el tiempo como algo circular, al ver cómo todo en el mundo parecía regirse por ciclos. Las estaciones se repiten, las cosechas vuelven e incluso los animales parecen guiarse por ciclos constantes en sus rutinas de peregrinaje y apareamiento. Esto lo intentó derribar enteramente el pensamiento científico al introducir el concepto de progreso y que, incluso hoy, es considerado como un constructo social. Una invención cultural pensada para imponer un marco de pensamiento que favorezca el sistema sociopolítico actual.
La noción del tiempo de ‘Dark‘ explica, también, por qué no se aplican la mayoría de críticas que suelen hacerse a las obras de viajes en el tiempo. Si bien la ciencia ficción suele basarse en el principio de autoconsistencia de Nóvikov, el cual dice que si alguien viajara en el tiempo e hiciera algo que pudiera cambiar el transcurso de la historia esa acción no podría llevarse a cabo en primer lugar, la serie podría decirse que, cual gato de Schrödinger, ignora o abraza enteramente este principio físico.
Si consideramos que el tiempo no es lineal, no hay problema con cambiar el futuro o el presente por nuestras acciones en el pasado: en tanto ocurren al mismo tiempo, no se está alterando una causa para un efecto. Es decir, en ‘Dark‘ se cumple el principio de autoconsistencia porque, de hecho, no se aplica. El pasado no es algo que pueda cambiarse, porque el pasado es algo que está ocurriendo ahora.
El eterno retorno de Nietzsche como gran protagonista
Sobre eso, en lo que respecta a la filosofía entendida como citas a filósofos ilustres, la serie tiene un claro caballo ganador: Friedrich Nietzsche. Si bien es citado varias veces en varias formas distintas, de lo que se habla principalmente es de su idea del eterno retorno, que trataría tanto en ‘Así habló Zaratustra’, de un modo más alegórico, y en ‘La Gaya Ciencia’, de forma un poco más concreta.
‘Dark‘ coge del filósofo la interpretación más extendida de la misma: la idea de que todos los sucesos se repiten en un ciclo sin fin que no podemos variar bajo ninguna circunstancia, estando atados así a una ausencia de tiempo donde todo está ya decidido de antemano. Estamos completamente determinados por los sucesos, dado que nuestros actos ya están decididos, no por un ser superior, sino por nosotros mismos. Porque nosotros, ya en un momento inconcreto fuera del tiempo, tomamos esa serie de decisiones, haciendo de la realidad lo que es.
Ahora bien, como ya hemos señalado, esta es la interpretación más extendida, pero no la que Nietzsche tenía en mente. No cuando, si leemos lo que dice en ‘La Gaya Ciencia’ de esto, resulta que no estaba pensando en términos metafísicos.

Nietzsche nos plantearía en el parágrafo 341, llamado ‘La carga más pesada’, la posibilidad de que un demonio se nos apareciera en un momento de soledad y nos dijera, en resumidas cuentas, que deberemos volver a vivir nuestra vida una y otra vez del mismo modo, sin poder cambiar nada, durante toda la eternidad. Ahora bien, ¿dónde está el problema aquí? Que esto no es una teoría, sino un experimento mental.
Nietzsche quiere que nos pongamos en esa situación, que nos imaginemos enfrente de ese demonio y nos preguntemos, ¿cómo reaccionaría yo ante la posibilidad de que mi vida se repitiera en un ciclo eterno? ¿Me sentiría miserable y aterrorizado o me parecería algo absolutamente dichoso? Eso es lo que interesa a Nietzsche. Ni siquiera nuestra respuesta, sino nuestra reflexión al respecto.
Quiere que nos planteemos sólo una cosa, ¿qué debería hacer, qué debería cambiar en mi vida, en cada momento de ella, para que las palabras de ese demonio fueran, ahora y siempre, lo más dichoso que he oído nunca?
En otras palabras, Nietzsche no dice que el tiempo sea circular. Su eterno retorno no es una instancia metafísica, mucho menos física, sino ética. Es un experimento mental, un proceso por el cual, si Zaratustra es el maestro del eterno retorno de lo mismo, es porque vive su vida de un modo que es digna de ser vivida una e infinitas veces. Porque repetir durante toda la eternidad esa vida no es un castigo, sino una bendición.
A ese respecto, la serie se queda con la lectura menos interesante, sugestiva o, de hecho, siquiera cercana a lo que de verdad pretendió decir Nietzsche. Algo que no quita que, obviando su interés por una teoría que no parece terminar de entender, la serie aprovecha esos mimbres para hacer otras cosas que sí son interesantes por sí mismas.
A fin de cuentas, también de Nietzsche hereda la obsesión por un mito griego particular, del cual llegó a escribir un poema: el de Teseo y Ariadna. Es decir, el mito del laberinto del minotauro.

Todo esto se trata en la serie siempre a partir de la misma idea. Que el tiempo es circular, que vivimos en un determinismo que no podemos romper. Esto se asocia con el mito del minotauro de formas poco sutiles.
Eso es, seguramente, lo más valioso de la serie. Que detrás de complejos filosóficos y científicos, de una narrativa compleja y por ratos confusa, hay un corazón humano. Un tema regidor que trata, en última instancia, sobre cómo experimentamos el mundo y cómo, incluso si intentamos romper con la realidad, no podemos huir de nuestro pasado. De lo que ya ha sucedido. Porque a fin de cuentas, incluso si el tiempo es circular, no podemos evitar percibirlo como una línea recta donde siempre vivimos en el presente.