Los ordenadores combinan impulsos eléctricos con pequeños interruptores de encendido y apagado para sus funciones; en las neuronas, por su parte, la química es la que distribuye los impulsos a través de los canales que conocemos como sinapsis (conexiones entre neuronas). La diferencia es considerable en cuanto a la memoria y al consumo de energía, ya que ningún hardware se acerca a la eficiencia y las capacidades de almacenamiento de un cerebro humano.
Científicos dan un paso crucial: microchips que imitan la forma en que el cerebro humano funciona para almacenar y procesar información.
Se trata del equipo de investigación de la Universidad de Exeter, en Reino Unido, el cual ha hecho un avance pionero en el desarrollo de chips de computadora fotónica que utilizan la luz en lugar de la electricidad para imitar la forma en que funcionan las sinapsis del cerebro.
El trabajo realizado por investigadores, de las universidades de Oxford y Exeter, en Reino Unido, y Münster, en Alemania, combinaron materiales de cambio de fase -comúnmente encontrados en artículos domésticos como discos ópticos reescribibles- con circuitos fotónicos integrados especialmente diseñados para proporcionar una respuesta sináptica biológica.
“El desarrollo de computadoras que funcionen como el cerebro humano ha sido un Santo Grial de los científicos durante décadas. A través de una red de neuronas y sinapsis, el cerebro puede procesar y almacenar enormes cantidades de información simultáneamente, utilizando unas pocas decenas de vatios de potencia. Las computadoras convencionales no pueden acercarse a este tipo de rendimiento”, explica Harish Bhaskaran, coautor del trabajo que publica la revista Science Advances.
«Desde la perspectiva del consumo de energía, el cerebro es difícil de igualar», explica Boahen, cuyo artículo analiza cómo los investigadores neuromórficos en Estados Unidos y Europa están utilizando el silicio y ‘software’ para construir sistemas electrónicos que imitan a las neuronas y las sinapsis.
En los ordenadores, existen unidades de procesadores que controlan la lógica y la memoria. En el cerebro humano, no contamos con una CPU ni con un disco duro, se trata de procesos químicos.
Y, dependiendo de factores como la fuerza o la frecuencia de la onda, los aumentos de neurotransmisores pueden continuar el mensaje saltando a otras neuronas, deteniendo o acelerando la señal.