En 1951 arranca su funcionamiento por primera vez, en el mismo lugar en donde Alan Turing descifró la máquina Enigma de los nazis. Tiene 70 años, y a pesar de su edad, aun realiza cálculos… a su ritmo.
Las primeras computadoras no eran nada parecidas a los que conocemos hoy en día. Aquellas ocupaban salas enteras y consumían una gran cantidad de electricidad. En apariencia se parecían a los supercomputadores que tenemos ahora, pero su capacidad de cálculo era infinitamente menor.
La computadora que se puede observar en la foto de portada es el Harwell, desarrollado en 1951 en el Reino Unido. Fue el primer ordenador digital, aunque curiosamente no contaba en binario, sino en base 10 o decimal, como nosotros.
Harwell acaba de cumplir 70 años, y aún funciona. su restauración llevo tres años y en 2012 se arrancó por primera vez en décadas, en el Museo Nacional de Computación del Reino Unido, donde está ubicado. Aquí se puede ver y escuchar el lento y ruidoso arranque del Harwell, junto a algunas de las personas que lo usaron en los años 50, hoy convertidos en venerables ancianos:
Su característica más novedosa es que guardaba los datos en memoria volátil, como la memoria RAM que usamos ahora. Pero en vez de chips utilizaba válvulas de vacio Decatron, por eso era tan voluminoso.
Al Harwell también se le conoce como WITCH (Wolverhampton Instrument for Teaching Computing from Harwell). En total puede procesar hasta 40 números de 8 dígitos, que lee de tarjetas perforadas.
Es extremadamente lenta: multiplicar dos números le cuesta entre 5 y 10 segundos. Pero a cambio, nunca se equivoca. Así que se usaba para calcular operaciones complejas, y se dejaba encendido durante días hasta que las completaba.
Tardaba en hacer cálculos, pero cuando terminaba sabías que el resultado era correcto.
Entre 1952 y 1957, el Harwell se empleó para realizar investigaciones con la energía atómica. Después fue donado a la Universidad de Wolverhampton, en donde se utilizó hasta 1973.

Desde entonces, y hasta 1997, permaneció en un museo. Finalmente se almacenó y pasó una década en el olvido, hasta que en 2009 lo encontró por casualidad un empleado del Museo Nacional de Computación.
Tardaron 3 años en restaurarlo y volverlo a poner en marcha, pero desde 2012 permanece en funcionamiento, y el museo lo enciende y usa de vez en cuando.
El ordenador Harwell acaba de cumplir 70 años, y nos recuerda lo mucho que hemos avanzado desde entonces.