¿Qué se te viene a la mente cuando se menciona la palabra «Tesla»? Seguramente algo como autos eléctricos, modernidad, tecnología y un montón de conceptos relacionados con innovación, además claro, del nombre Elon Musk.
No es ningún secreto que a lo largo del tiempo la dupla Elon Musk – Tesla ha pasado por una serie de problemas de diversa índole, llámese retrasos en las entregas, vehículos con hardware incompleto, sistemas operativos que no funcionaban bien, etc. Pues bien, a esta serie de problemas se suma uno más: sus acciones han sufrido una caída tan fuerte que la han llevado a un desplome del 45% de 2016 a la fecha.
¿De dónde salió esta noticia?
Morgan Stanley, el banco de inversiones y agente de bolsa, ha llevado el precio objetivo de Tesla a su escenario más bajista, de los 97 a los 10 dólares. La razón principal es el temor generalizado a que la automotriz no pueda cumplir con la demanda de pedidos que tiene actualmente (únicamente ha entregado 63.000 automóviles en el primer trimestre del año) a pesar de la más reciente inyección de capital de los $2,700 millones de dólares.
¿Qué consecuencias podría traer esto para Tesla?
Musk admitió que la compañía ha perdido $702 millones de dólares en el primer trimestre de 2019, provocando que se ofrecieran $2,7 millones de dólares de acciones públicas, por un valor de $1,350 millones. De continuar estas fugas de dinero y el alto costo en sus procesos, Tesla podría extinguirse en menos de diez meses. Al respecto el CEO comentó lo siguiente:
Se revisarán y verificarán personalmente cada uno de los gastos de la compañía en cualquier parte del mundo, incluyendo partes, salarios, gastos de viajes, alquileres, y literalmente todos los pagos que dejen nuestra cuenta bancaria… Son medidas extremas pero son la única manera para que Tesla sea financieramente sustentable y pueda tener éxito en su objetivo de hacer el mundo sustentable ambientalmente.
¿Cuál podría ser la solución?
Analistas de Morgan Stanley, opinan que para sobrellevar dicho problema, Tesla necesita una gran expansión en China, con todo y que esto implique vender vehículos deportivos a un precio más bajo y ofrecer flotas de movilidad. El problema aquí es que esto suena bastante complejo considerando las recientes «tensiones» comerciales que existen entre Estados Unidos y el gigante asiático.
