Un grupo de desarrolladores de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Hong Kong ha desarrollado un sensor esférico que imita la estructura del ojo humano.
El dispositivo esta compuesto por una lente que se encarga de enfocar la luz y una retina conformada por células fotosensibles que generan las señales eléctricas que se envían al cerebro.
La Composición de la retina es de óxido de aluminio poroso y concentra una gran cantidad de nano cables. Los cables son de perovskita, una aleación que se usa comunmente en las células de los paneles solares.
El ojo tiene unos 2 centímetros de diámetro, y su interior está relleno con un líquido conductivo. El líquido es el equivalente del humor vítreo, que tiene una consistencia gelatinosa.
Pruebas y futuro
Los científicos, liderados por Zhiyong Fan, probaron su nuevo desarrollo proyectando letras sobre el lente artificial para evaluarlo. Una computadora conectada al dispositivo logró reconocer varias letras.
El equipo confía que es posible conectar el dispositivo al nervio óptico, que realice la misma tarea y comprobar su seguridad a nivel médico.
La versión actual del ojo utiliza una fuente de energía externa, pero el objetivo es que sea autosuficiente. Según Fan esto sería posible porque cada nanocable actuaría como una célula de energía solar. No se cargaría mirando hacia el sol, sino con la luz natural del día tal como nos llega diariamente.
Ventajas y desventajas
Una ventaja de este modelo es que al ser esférico supera el ángulo de visión que ofrecen otros sistemas de visión artificial que emplean un receptor plano.
La principal desventaja hasta ahoritaes que el nivel de resolución que ofrece es bajo en comparación a lo que se consigue con otros dispositivos. Muy bajo, apenas unos 100 píxeles. Sin embargo se trata de un prototipo.
Los nanocables tienen una disposición más densa que sus equivalentes biológicos, por lo que en teoría son incluso más rápidos.
Por otro lado es posible que haya que esperar un tiempo hasta que su producción sea asequible y más rápida.