KATHERINE JOHNSON
Desde pequeña contaba todo, desde los pasos que daba hasta los platos que limpiaba. A los 15 entró en la Universidad y a los 18 años se graduó de Matemáticas y Francés. Trabajó como maestra de una escuela para negros, pero en 1939 lo dejó para seguir profundizando en las matemáticas y convertirse en la primera mujer afroamericana en asistir a una escuela de postgrado en la Universidad de Virginia Occidental en Morgantown.
En una reunión familiar un pariente le comentó que la NASA buscaba mujeres afroamericanas y Katherine consiguió un puesto en 1953. Empezó leyendo datos de las cajas negras de los aviones y llevando a cabo cálculos matemáticos. Poco a poco fue ganándose la confianza del personal masculino con sus conocimientos sobre geometría analítica y pasó a estudiar las trayectorias de las naves. En 1961 calculó la trayectoria del primer vuelo suborbital de un estadounidense, Alan Shepard, la segunda persona en hacerlo tras el soviético Yuri Gagarin.
El año siguiente el único tripulante John Glenn de la misión Mercury-Atlas 6, cuyo objetivo era poner en órbita alrededor de la Tierra a un humano, exigió antes de partir que Katherine Johnson realizara a mano los cálculos de la trayectoria que habían hecho los ordenadores. Los resultados fueran idénticos y Glenn se convirtió en el primer estadounidense en orbitar la Tierra.
Más tarde Johnson trabajó directamente con computadoras digitales. Sus cálculos fueron importantes para éxito del Apolo 11, misión que permitió a Neil Armstrong convertirse en el primer humano en pisar la Luna el 20 de julio de 1969. Al año siguiente cuando la misión lunar Apolo 13 fue abortada, las contribuciones de Katherine a los procedimientos de contingencia ayudaron a establecer un camino seguro para el regreso de la tripulación a la Tierra. Por todo ello “La calculadora humana” obtuvo en 2015 de la Medalla Presidencial de la Libertad de EE UU, otorgada por el entonces presidente Barack Obama. El pasado 26 de agosto cumplió 101 años.
EVELYN BEREZIN
Graduada en Física, Evelyn empezó en el mundo de la informática en 1951 cuando aceptó un trabajo en la Electronic Computer Corporation (Elecom), posteriormente comprada por la empresa de máquinas de escribir Underwood Company. En 1953 Berezin creó lo que es considerado como el primer ordenador de oficina, Elecom200, pero el proyecto nunca se continuó.
Tras la quiebra de la compañía en 1957 Evelyn se fue a Teleregister y más adelante desarrolló para United Airlines el primer sistema de reserva del mundo para aerolíneas, el cual dio servicio a 60 ciudades de Estados Unidos con un tiempo de respuesta de un segundo y sin fallos del sistema central en 11 años de funcionamiento.
A través del Vicepresidente de Teleregister se enteró de que el responsable de las Comunicaciones de la Bolsa de Nueva York se iba a retirar y buscaban a alguien para reemplazarle. El Vicepresidente de Teleregister le consiguió a Berezin, quien había hecho algunos desarrollos para la Bolsa, una entrevista con esa persona y fue contratada, por lo que renunció en su empresa. Sin embargo el Gerente de la Bolsa de Valores de Nueva York le dijo que la Junta Directiva no había aprobado su contratación, esgrimiendo que el lenguaje que se empleaba en el piso del mercado de valores no era apto para mujeres, pese a que ella era una de las pocas personas que podían desempeñar el trabajo.
Tras un tiempo en Digitronics, empresa formada por antiguos compañeros de Elecom, Evelyn se dio cuenta de que no podría acceder a puestos de máxima responsabilidad por su condición de mujer. A no ser que fundara su empresa. En 1969 fundó su propia compañía, Redactron Corporation, con la idea de crear procesadores de texto. En aquellos años el 6% de empleados en Estados Unidos eran secretarias que usaban máquinas de escribir y Evelyn quería facilitarles el trabajo desarrollando una máquina que permitiera copiar y pegar texto, borrar párrafos enteros y corregir errores. «Data Secretary» salió a la venta en 1971 y sus ventas permitieron a Redactron crecer hasta las 500 personas en 1975, pero al año siguiente la compañía no pudo hacer frente a la fuerte inflación del mercado y fue vendida a Burroughs Corporation, donde Evelyn permaneció hasta 1979. Irónicamente los procesadores de textos permitieron que cualquiera pudiera escribir cómodamente y el número de empleos para secretarias fue descendiendo.
Por su contribución a la industria de la computación Evelyn Berezin obtuvo varios doctorados honoríficos, fue nombrada miembro del Computer History Museum en Mountain View y elegida para el Women in Technology Hall of Fame. Solía decir: «Lograr una meta da una satisfacción inmediata; el proceso de lograr una meta es un placer que no termina».
STEPHANIE “Steve” SHIRLEY
Nacida como Vera Buchthal en la Alemania Nazi y debido a que su padre era judío, Shirley fue trasladada a los 5 años junto a su hermana de 9 años a Gran Bretaña con otros padres adoptivos (pudo reunirse con sus verdaderos padres al terminar la guerra). Debido a los pocos recursos no pudo ir a la Universidad, y desde los 18 años compaginó un trabajo en el centro de investigación del Royal Mail con clases nocturnas hasta conseguir un grado en Matemáticas.
En el servicio postal realizó gráficos, estadísticas y operaciones de cálculos. Amaba las matemáticas hasta que el ordenador de un amigo con el que estudiaba en las clases nocturnas se cruzó en su camino. Solicitó un ascenso pero se lo negaron por ser mujer, y además como se casó con otro empleado del Royal Mail tuvo que dejar el trabajo (uno de los dos debía hacerlo).
Shirley trabajó con ordenadores en ICL (entonces English Electric ICT) en una empresa filial a partes iguales con General Electric Company y Computer Developments Limited. Pero como también vio pocas oportunidades de ascender decidió montar su propia empresa como habían hecho otras mujeres. En 1962 fundó la empresa de software Freelance Programmers Ltd con 6 libras de la época (unos 100 euros hoy día), sin techo de cristal, sin un plan de negocio, con su casa como oficina y dándole más importancia a las personas que a los ingresos. Envió cartas para desarrollar su negocio y conseguir citas pero casi no le respondían. Su esposo le sugirió que abreviara su nombre a Steve, le hizo caso y consiguió más respuestas.
Quería crear oportunidades de trabajo para mujeres que habían abandonado su carrera profesional; de hecho en sus primeros 300 empleados sólo hubo 3 programadores hombres, hasta que la Ley de Discriminación Sexual de 1975 hizo que esa práctica fuera ilegal. Sus empleadas podían trabajar desde sus casas ya que tan sólo necesitaban un teléfono, escribían con lápiz y papel el código para enviarlo por correo a un centro de datos para ser perforado en una cinta o tarjeta de papel y luego se volvía a perforar, con el fin de verificarlo. Uno de los proyectos más notables de la empresa fue el desarrollo del registrador de vuelo de la caja negra del Concorde.
Tras jubilarse en 1993 se dedicó a actividades filantrópicas a través de la Shirley Foundation y ha donado parte de su riqueza a actividades solidarias, como el apoyo a la investigación sobre el autismo (su hijo Giles falleció de este trastorno) y la fundación del Oxford Internet Institute, centrado en las cuestiones sociales, económicas, legales y éticas de Internet. Fue nombrada Dama Comendadora de la Orden del Imperio Británico en el año 2000.
MARGARET HAMILTON
Margaret se licenció en matemáticas con una especialización en filosofía en 1958 y al año siguiente comenzó a trabajar en el Departamento de Meteorología del MIT, donde desarrolló software para predecir el tiempo atmosférico.
En 1961 pasó al proyecto de predicción meteorológica denominado SAGE (Semi-Automatic Ground Environment, Entorno de tierra semiautomático), donde fue una de las programadoras que escribió el software usado por las Fuerzas Aéreas de los Estados Unidos para la búsqueda de aeronaves posiblemente hostiles, y desarrolló software para un proyecto de rastreo satelital en los Laboratorios de Investigación de la Fuerza Aérea de Cambridge.
Fruto de esos esfuerzos fue elegida como candidata para un puesto en la NASA en 1965 para la misión Apolo 11. Como era la más novel le dieron lo que consideraron que era lo menos importante, desarrollar el software si la misión se abortaba. Nadie prestó mucha atención al trabajo de Margaret porque pensaban que “nunca iba a suceder”. Hamilton trabajó con los sistemas operativos, la interfaz hombre-máquina, y sobre todo con la detección de errores y la recuperación, y empezó a tener gente a su cargo, hasta dirigir el equipo del software de vuelo a bordo. Una de las cosas que más le preocupaba es evitar errores si un astronauta se equivocaba (por ejemplo, seleccionar ‘aterrizaje’ en mitad del recorrido).
Como no le dejaron instalar más software para enviar mensajes del tipo “No puedes hacer esto”, tuvo una idea tras llevar a su hija al trabajo. La pequeña se puso a jugar con el simulador de vuelos pulsando botones y lo sobrecargó. Margaret nunca había experimentado este error y añadió un programa para prevenir el colapso haciendo que el ordenador focalizara su energía en la tarea prioritaria.
Cuando el Apolo 11 se disponía a descender hacia la Luna, empezó a sonar la alarma 1202 ya que la computadora de abordo no era capaz de procesar todos los comandos del aterrizaje en sus 72 kB de memoria. Gracias a que Hamilton había tenido en cuenta ese escenario, su programa avisó de ese modo de que la computadora estaba cerrando tareas poco prioritarias para centrarse en la más importante, alunizar. Unos minutos más tarde Neil Armstrong se convirtió en la primera persona en pisar suelo lunar.
Margaret siguió creando software para la NASA, en los requisitos de software para la programación de vuelo del Transbordador Espacial y fundó empresas orientadas a la prevención de errores de software. En 2016 el presidente Barack Obama le entregó la Medalla Presidencial de la Libertad, el más alto galardón que se puede conceder a un civil en Estados Unidos y al año siguiente fue la protagonista del cuento ‘Margaret and the Moon’. Hamilton acuñó el término ‘Ingeniería de software’ para describir su trabajo.
MARY ALLEN WILKES
Estando en el instituto un profesor de geografía notó que Mary Allen destacaba por su mente lógica, así que le recomendó trabajar como programadora pese a que ella no tenía ni idea de ordenadores. Tras graduarse en Filosofía y Teología en 1959, y viendo que era muy difícil para ella estudiar Derecho y trabajar en ese campo, decidió presentarse en el MIT para pedir trabajo como programadora pese a no tener experiencia. La contrataron, ya que en esa época apenas había personas con conocimientos en informática.
Empezó escribiendo código para programar con tarjetas perforadas, ya que no había ni teclados ni pantallas, y trabajó en un sistema de reconocimiento de voz. En 1961 participó en la creación del primer ordenador personal, LINC (Laboratory Instrument Computer), que cabía en una sola oficina pese a que necesitaba un armario del tamaño de un frigorífico. Tenía teclado y pantalla, para programarla más rápidamente sin necesidad de usar tarjetas perforadas. Wilkes ayudó a escribir el software que permitiría al usuario controlar el ordenador en tiempo real (en la foto del MIT Lincoln Lab aparece como la primera mujer a la izquierda en la segunda fila).
El Instituto Nacional de Salud Mental de EE. UU. fue el primero en utilizar el LINC en 1962 para analizar las respuestas neuronales de un gato, ya que uno de sus cometidos era convertir las señales analógicas en digitales. Wilkes fue una de las encargadas de enseñar a los investigadores de los laboratorios cómo montar la computadora y cómo usarla; para ello había diseñado un sistema operativo algo primitivo llamado LAP (LINC Assembly Program) y había escrito un manual de programación.
A finales del 63 decidió tomarse un año sabático para viajar por el mundo, y al regresar a finales del 64 se encontró con que el grupo de trabajo que había desarrollado el LINC se había trasladado a la Universidad Washington en San Luis. Mary prefería quedarse en Baltimore en casa de sus padres, pidió permiso a su jefe y éste le dijo que no había problema, que le instalaría un LINC en el salón y se comunicaría con ellos por teléfono. Así es cómo Wilkes pasó a la historia como la primera persona que utilizó un ordenador personal en casa y en teletrabajar. En LINC estaba preparado para trabajar con una toma de corriente normal, sin necesidad de energía extra ni ventilación.
Mary Allen diseñó desde casa un sistema operativo mejor para el LINC, el LAP6, que disponía de un procesador de textos similar al Word (permitía modificar, añadir y guardar documentos), facilitaba la conversión de programas a código binario y agilizaba la transformación de señales electrónicas en digitales para realizar las investigaciones. Ella quería que fuera usado por cualquier persona, por ello escribió el manual LAP6 Handbook, además de ser coautora del libro ‘Programando en LINK’.
En la década de los 70 decidió dejar la informática y cumplir su sueño: estudió Derecho en la Universidad de Harvard. Tras graduarse trabajó como abogada, dio clases e incluso llegó a ejercer de juez.
CAROL SHAW
En el instituto empezó a usar las computadoras para escribir código en lenguaje BASIC y descubrió que en el sistema había juegos basados en texto como Star Trek. Shaw obtuvo una licenciatura en Ingeniería Eléctrica y Ciencias de la Computación en Berkeley en 1977 y estuvo un año más ahí para completar una maestría en Ciencias de la Computación.
Carol entró en Atari en 1978, como programadora de videojuegos para la consola doméstica Atari 2600. Nunca había escrito un videojuego, pero la contrataron porque tenía mucha experiencia en programación en lenguaje ensamblador en algunas empresas en las que había trabajado mientras completaba sus estudios. Su primera tarea fue crear el videojuego ‘Polo’, patrocinado por la colonia con ese nombre de Ralph Lauren, pero no llegó a comercializarse. Aun así es el primer videojuego diseñado y programado por una mujer.
El primer videojuego diseñado por una mujer y comercializado fue ‘3D Tic-Tac-Toe’ en 1980, programado por Carol Shaw, un tres en raya tridimensional con cuatro tableros. En aquella época el programador también tenía que encargarse del diseño, los gráficos y el sonido. Luego hizo otros juegos como ‘Video Checkers’ y un programa de cálculo para el ordenador Atari 800.
En 1980 deja Atari para salir un poco de los videojuegos para enrolarse en Tandem Computers, donde estuvo 16 meses trabajando con lenguaje ensamblador. Algunos antiguos compañeros de Atari le llamaron en 1982 porque habían fundado una nueva compañía de videojuegos, Activision, y Carol aceptó la oferta. Quería hacer un juego con temática espacial inspirado en una máquina recreativa, ‘Scramble’, pero su compañero Al Miller le dijo que probara algo distinto, pues había muchos juegos similares.
En 1982 se publicó River Raid con el nombre de Carol Shaw en la portada, ya que Activision quería tratar a sus programadores como a las estrellas de cine. Se trataba de un shooter con scroll vertical en el que un jet no podía salir de la zona del río y necesitaba recargar combustible. El decorado cambiaba de forma aleatoria para que ninguna partida fuera igual, y si el jugador conseguía una puntuación muy alta podía hacerse una foto y recibir un parche del videojuego.
Se vendieron más de 1 millón de unidades, por lo que Carol recibió un Cartucho de Platino. Shaw destacó que sin las aportaciones constructivas de sus compañeros de Activision, el éxito de River Raid no habría sido posible. El juego ganó varios premios, incluyendo el de ‘Mejor Videojuego de Acción’ en los Premios Arkie 1984 de la revista Electronic Games. Como curiosidad, se convirtió en el primer juego de videoconsola que fue prohibido por violencia, concretamente en Alemania.
En 1990, tras sopesar la situación bastante cambiante del sector de los videojuegos y la presión constante de fechas de entregas, llegó a la conclusión de que podía jubilarse con lo que había ganado hasta entonces (contaba 35 años). Inició una nueva etapa como voluntaria en diferentes organizaciones y se dedicó a la inversión. En la edición de The Game Awards de 2017, Carol Shaw recibió el galardón de ‘Icono de la Industria’.