«Viaje Fantástico» fue una película que se estreno en el año de 1966 en los Estados Unidos. Todo el trama ocurre cuando esta en su clímax la Guerra Fría, americanos y soviéticos desarrollan una una tecnología que es capaz de miniaturizar cualquier objeto. El único detalle es que el efecto solo dura 60 minutos. Para salvar la vida del científico que ha descubierto cómo hacer más duradero este efecto, un grupo de élite miniaturizado es inyectado en su torrente sanguíneo y dispone de una hora para evitar su muerte. La travesía a través de su torrente sanguíneo, aparatos y sistemas del cuerpo está llena de peligros y emoción. Esta película está basada en la novela de Otto Klement y Jerome Bixby titulada ‘Viaje alucinante’. Veinte años después se estrena otra película con la misma temática, ‘El chip prodigioso’, con el protagonista pilotando una nave microscópica por el organismo de un humano.
Pero bien ¿y para que todo esto? Uno de los sueños del ser humano es hacerse invisible para poder llegar a sitios recónditos e inimaginables, poder viajar por todo el cuerpo humano. Científicos de todo el mundo intentan conocer cómo funciona cada órgano, tener una visión en tiempo real de lo que ocurre en cada uno de ellos. Si no mal recuerdo, allá por marzo se difundió la idea de que Bill Gate aprovecharía la pandemia que estamos viviendo para introducirnos un chip de control sanitario bajo nuestra piel.
En el mundo científico ya se ha experimentado con nanotecnología, buscando diseñar herramientas o dispositivos microscópicos con la intención de mejorar la vida de los habitantes del planeta Tierra. En la Universidad de Cornell (EE. UU.) han desarrollado los primeros robots nanotecnológicos que incorporan componentes semiconductores para poder ser teledirigidos por todo el cuerpo humano. Sus medidas 5 micras de grosor, 40 micras de anchura y 70 micras de longitud. Una micra (micrómetro o micrón) equivale a una millonésima parte de un metro.
“Estos robots microscópicos, dan a los científicos un modelo para poder construir versiones aún más complejas que utilicen inteligencia basada en el silicio, poder producirse en masa y algún día puedan viajar a través del tejido y la sangre”, Los científicos explican en su sitio web, que en agosto de 2020 publicaron sus resultados en la revista Nature.
Cada micro robot esta compuesto de un circuito simple hecho de silicio fotovoltaico, que funcionaría como torso y cerebro del dispositivo, y cuatro ‘patas’ electroquímicas que se activan para que se muevan en cualquier espacio. Estas ‘patas’ son muy novedosas y se han construido con tiras de platino “de solo unas pocas docenas de átomos de espesor”, cubiertas en un lado por una fina capa de titanio inerte. Al aplicar una carga eléctrica, el platino se expande y hace que se doble sin romperse. Estos dispositivos son controlados mediante el destello de pulsos de láser.
Por el momento, el equipo de científicos está analizando mejoras electrónicas y computacionales que permitan a estos dispositivos moverse en grupo parar saturar vasos sanguíneos o sondear franjas cerebrales. Itai Cohen, profesor de Física y miembro del equipo que ha creado estos nano robots, ha explicado al CES (Consumer Technology Association), el mayor congreso de tecnología de consumo del mundo, que en un futuro si un cirujano tuviera que operar una zona muy sensible, “en lugar de usar un bisturí, puede inyectar millones de estos robots que detectarán sustancias químicas exudadas por un tumor, detener su crecimiento o formar una envoltura alrededor de ese tumor”. La idea es que puedan ayudar a combatir enfermedades como el cáncer.
Los robots están teniendo cada vez más utilidades en medicina, agricultura o cadenas de suministro. Incluso, expertos en Bioética apoyan la reinvención de humanoides destinados al placer para dignificar la vida y profundizar en las emociones de las personas mayores con discapacidad.
