El 15 de febrero de 1946 era presentado en público el ENIAC (Electronic Numerical Integrator And Computer, Computador e Integrador Numérico Electrónico en español), la primer computadora de propósito general de la historia.
A principio del siglo XX varios países dieron los primeros pasos en la informática. Los primeros modelos eran muy limitados y solo podían hacer ciertas tareas. A los estadounidenses les gusta decir que la computadora ENIAC, que entró en funcionamiento en 1946, fue la primer computadora de propósito general, es decir, podía programarse para realizar diferentes tareas.
Por su parte, los alemanes ya habían construido un modelo programable, el Z1, en 1936. Aunque es verdad que parecía más una calculadora programable, que un ordenador.
El ENIAC fue la primer computadora de propósito general, programable, y eso sí, completamente digital. Es decir, operaba directamente en código máquina, sin instrucciones analógicas. Se estrenó el 14 de febrero de 1946. Aquí se puede ver en toda su gloriosa inmensidad:
El ENIAC era un cacharro formado por cuarenta módulos de tres metros de ancho por 60 centímetros de alto por 30 de profundidad cada uno que ocupaban tres paredes de una sala de 170 metros cuadrados; la cuarta la ocupaban los módulos de la fuente de alimentación que proporcionaba los aproximadamente 150 kilovatios que necesitaba para funcionar –una casa actual puede necesitar 5 ó 6 kilovatios–. El interior de esos módulos albergaba, entre otras cosas, casi 17.500 válvulas, 7.200 diodos, y muchos kilómetros de cable. Además, el ENIAC tenía tres tablas de funciones que se podían mover gracias a sus ruedas para conectarlas donde fuera necesario, cada una con 1.200 interruptores de diez posiciones que debían estar en la posición correcta para que todo funcionara.
Era capaz de completar 5.000 sumas y 300 multiplicaciones por segundo. Eso es varios millones de veces menos que los ordenadores baratos actuales, pero en aquella época era una revolución.
El ordenador ENIAC fue construido por los ingenieros John Presper Eckert y John William Mauchly en la Universidad de Filadelfia, pero lo que quedó en el olvido es que la programación corría a cargo de seis mujeres: Betty Snyder, Jean Jennings, Kathleen McNulty, Marlyn Wescoff, Ruth Lichterman y Frances Bilas. Y aunque aparecen en casi todas las fotos, algunos medios llegaron a decir que eran «modelos que posaban». Pero fueron ellas las que crearon las primeras subrutinas, y algunos de los primeros programas de la historia.
La programación era completamente manual. Para ejecutar un programa o modificar el ya existente, literalmente había que extraer unos cables y colocarlos en otros conectores. Por eso una modificación de un puñado de instrucciones podía necesitar semanas de trabajo para reajustar los cables que usaba.
Como muchos otros inventos tecnológicos, su primer uso fue militar: se utilizaba para calcular tablas de tiro de artillería que empleaba el Laboratorio de Investigación Balística de Ejército estadounidense.
A pesar de toda su enormidad el ENIAC funcionaba a 100.000 ciclos por segundo –cualquier ordenador personal actual lo hace a más de 2.000 millones de ciclos por segundo– y en su primera versión sólo era capaz de almacenar 20 números, todo esto a un coste de unos 500.000 dólares de la época, algo más de seis millones al cambio actual. Pero a pesar de que ahora estas prestaciones nos parezcan ridículas para la época fueron todo un avance y el ENIAC fue utilizado prácticamente sin descanso hasta que a las 23:45 del 2 de octubre de 1955 se apagó por última vez.
Afortunadamente, en 1958 se inventaron los primeros circuitos integrados o chips, y los ordenadores redujeron su tamaño. Al menos ya cabían dentro de una sala…
Pioneros como el ENIAC dieron los primeros pasos en una tecnología, la informática, que cambió el mundo para siempre.
Fuentes: